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5 alimentos que no son lo que parecen: Cuidado con los etiquetados
5 alimentos que no son lo que parecen: Cuidado con los etiquetados

Vas al supermercado y compras algo que al final no es lo que parece. Lo cogiste pensando que era una cosa... pero lo que te tragas es otra. Si no sabes lo que comes, tampoco sabrás quién eres. Abrimos tus ojos con 5 ejemplos. 

Queremos saber leyendo la etiqueta qué es lo que comemos:

1. Zumos que son néctares: si quieres estar sano, te tomas un zumito. Son los Granini, Disfruta, Don Simon Orange... Pero a veces no son zumos. Por ejemplo: el producto estrella de Granini es un néctar (es el más vendido y el que está en todos los lineales). Solo la mitad de un néctar es fruta. La otra mitad es azúcar con agua. Los néctares suelen ser más caros que los zumos. La clave es fijarse en la letra pequeña y no en la foto. 

2. El York no es jamón: bajo la denominación "York" no hay jamón sino otras carnes de cerdo. Preparadas de la misma forma, pero de piezas menos nobles... y más baratas. También es habitual ver jamón "extra jugoso". En contra de lo que parece, es de menor calidad que otros (tiene más agua y menos jamón). 

3. ¿Huevos de gallinas en libertad con código "2"? Como se ve en la foto pone que son gallinas en libertad, pero en realidad son gallinas criadas en suelo, es decir un código 2. Sin embargo, como tiene algo de salida al exterior, el productor lo destaca mucho en el paquete, dejando en letra más pequeña la mención obligatoria al tipo de producción: criadas en suelo. No llegan a la superficie y salida suficiente para ser criadas al aire libre, es decir un código.

4. Carne picada que lleva otras cosas: la mayoría de las bandejas de los supermercados son en realidad preparados. Entre el 65% y el 90% es carne, pero el resto son espesantes, almidones, proteína de soja, conservantes y colorantes. Parece barata, pero quizás no lo es tanto si tenemos en cuenta que no todo es carne picada (y que la proporción de grasa es importante).

5. Calamares que son pota: son a la romana, pero no anillas de calamar, ya que lo que solemos encontrar en supermercados, pescaderías y en productos preparados es pota. Aunque parecida, se trata de otra especie: suelen ser más grandes y más duras. Como consecuencia de este último aspecto, se someten a un procesado con agua y fosfatos para hacerlas más tiernas y blanquearlas. Son considerablemente más baratas que el calamar y, aunque se vendan frescas, lo habitual es que sean descongeladas (debe estar indicado claramente). 

 

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